Sólo sentir

"Reconociendo y aceptando", es la respuesta que le di a X cuando al inicio de la sesión me preguntó que cómo he estado. 

X: "¿Y qué es eso que has reconocido y aceptado?"

A: "El dolor... lo que ha dolido y lo que duele".

X: "¿Y qué has hecho con eso?"

A: "Pues... nada, sólo sentirlo y estar con el sentimiento: sentir el dolor, reconocer de dónde viene, y aceptar que ha habido cosas que me han hecho y que me han dicho que me han producido mucho dolor, y que mi respuesta a eso siempre ha sido evadir el sentimiento, y que esa evasión siempre ha tomado la forma de ira y orgullo, cuando lo único que debí hacer era simplemente aceptar que me dolía y llorar. Así que lo único que he he hecho últimamente es llorar esos dolores viejos y nuevos, permitirme sentirlos."

Mientras hablaba, X sólo me vía y asentía muy sutilmente con la cabeza. Casi tengo un año con ella y me sorprende que esta haya sido la primera vez que me solté del todo, sin pensar en nada, sin interrumpir nada de lo que iba sintiendo y saliendo. 

A: "Había estado muy enojada... Más bien, de mal humor, casi todo el mes pasado, porque la pastilla rosa había tenido este efecto de... llevarse mis emociones justo cuando empezaba a reconocerlas en forma e intensidad. Me he sentido como... seca, acartonada... vacía, sin capacidad de sentir algo de lo que había sentido los meses anteriores. Y de pronto, estás últimas dos semanas se dejó sentir de golpe todo el dolor. Incluso regresó la ansiedad aunque muy por debajo de cómo había estado antes de la pastilla. Sé que regresó porque volví a tener problemas para conciliar el sueño y porque estuve levantándome a media noche, además me he sentido cansada, distraída y mareada. Pero es una ansiedad distinta, porque aunque otra vez tengo estos pensamientos rumiantes y catastróficos dando vueltas en mi cabeza, ya no está el impulso por hacer algo... bueno, más bien, sí pienso en reaccionar pero físicamente ya no hay impulso, de hecho ha surgido un pensamiento nuevo: no tengo que hacer nada, no hay necesidad de hacer nada. Y justo eso es la que he hecho: nada."

Esta sesión fue una en la que X intervino poco, y casi solamente para plantear preguntas del tipo "¿Por qué crees?", "¿Qué sentiste?", "¿Qué pensaste?". Yo hablé y lloré sin parar una vez que abrí ese candado con ella. 

Antes de terminar, ella intervino con una demoledor sentencia:

X: "Creo que a lo largo de estos meses hemos cambiado nuestros objetivos en función de lo que se ha necesitado. Pero creo que ahora estás lista para retomar el trabajo con los pensamientos y las emociones que producen. Y creo que eso va a ser bueno para ti, aunque también sé que no va a ser fácil, de hecho esta es quizá la parte más difícil porque, como ya te diste cuenta, es muy doloroso, y puede serlo aún más. Pero, también sé que nos permitirá descubrir muchas cosas que te permitirán avanzar. ¿Cómo te sientes con esto?"

Mientras ella hablaba el llanto nunca paró, porque sus palabras eran la constatación de que aún podía caer más, pero al mismo tiempo eran el alivio de saber que había un fondo, y que ya estaba cerca de él. Sentí descanso. 

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