Salvavidas

Incluso en los días muy malos, como hoy, hay un momento en el que todo se calma, el agua se aclara, y puedo visualizar ese detalle que me permitirá salir de la vorágine que se ha armado en mi cabeza.

Entonces, me aferro a eso para desmarcarme de esa locura que me hace estar anclada en el pasado o en el futuro -o sea, entre la tristeza y el miedo- y no me deja vivir en paz. 
Hoy, ese salvavidas fue un panini vegetariano, una cerveza, un buen lugar donde terminar la jornada, y la sonrisa de la mesera. 

En este momento me siento feliz. Si cada día puedo tener un momento como este, todo habrá valido la pena.